miércoles, 8 de agosto de 2012

Una sociedad infraleve: "Aire de Dylan" M.D de B.D... (FRAGMENTOS XXXVI...)



Nunca en la vida, decia Shekhar, se le habia parado el  reloj y queria convertir tan raro suceso en objeto de reflexion seria 
-!No, por Dios! !Reflexion seria! somos artistas jovenes, no hay que maltratarnos- imploro Debora.
Vilnius oyo por primera vez a Debora hablar de artistas jovenes. y le gusto mucho. ¿No era lo que, en efecto, ellos dos eran? En honor a la verdad, eran tambien artistas de la desgana, sin olvidar que eran, ademas, jovenes con ligeras y siempre pasajeros problemas mentales, problemas que se hacian presentes, tanto en el, como en ella, en forma de rafagas. En debora eran breves pero agudas crisis nerviosas que surgian en el momento mas imprevisto. En Vilnius, infiltraciones mentales paternas ya en descenso, pero que venian dandose desde que se inaugurara el tiempo de duelo. Pero a esos problemas los sabian exprimir creativamente e incluso vivir de ellos, de las huellas interesantes que dejaban a veces en sus mentes.     
Aparte de jóvenes artistas de la indolencia, tal  vez eran también o habían empezado a ser una especie de sociedad incipiente. Una sociedad artística de dos, pero que no les extrañaría que abriera caminos y no tardara en crecer. Recordaban vagamente a Marcel Duchamp, que a lo largo de su vida no hizo muchas cosas, pero de vez en cuando hizo alguna. En cierta ocasión, construyó una gota de cristal con aire de París y se la regaló a unos amigos de Nueva York.
   Aire de Paris, la llamó.
   “Como mis amigos tenían prácticamente de todo, les llevé cincuenta centímetros cúbicos de Aire de Paris”, comentaría años después Duchamp.
   Vilnius y Débora habían empezado a ser una sociedad que no se dedicaba a nada en concreto, quizás porque deseaba evitar cualquier posibilidad de fracaso y quizás porque, además, era una sociedad que se sentía atraída por lo infraleve, por todas esas cosas –pensemos en un jabón que resbala, por ejemplo- que son, por un lado, tan indeterminadas y, por otro, tan especificas; son todo al mismo tiempo, como la vida misma.
   Lo infraleve era, para ellos, el roce de unos pantalones al caminar, un dibujo al vapor de agua, un vaho sobre el cristal de una ventana. Mientras Shekhar intentaba reflexionar sobre la desproporcionada tragedia y misterio de su reloj parado, a Vilnius le pareció que Débora y él, después de su paso por la Bernat, no sólo podían empezar a considerarse una sociedad infraleve, sino que, en homenaje a Duchamp, esa sociedad podía llamarse Aire de Dylan, lo que les permitiría imaginarse a sí mismos como una gota de cristal que contendría la esencia de su época, el aire de su tiempo, del nuestro,  de un tiempo ligado en arte al mundo de Bob Dylan, creador escurridizo y hombre de tantos personajes y personalidades.
 No faltarian en los dias sucesivos aquellos que les preguntarian seguramente si es que no hacian nada y se pasaban el dia con los brazos cruzados. Cuando los preguntaran, contestarian, en plan infraleve, como Duchamp -Mais que voulez-vous? jen'ais plus d'idees- (¿Que quiere? Ya no tengo ideas.) Solo que ellos lo dirian en plural y con energia propia: 
-¿Y que quiere usted que le digamos? No tenemos ideas.
-¿Ninguna?
-!Oh, monsieur! Tenemos una al dia. Es suficiente para nosotros, que somos infraleves, aire del tiempo, leve pasion grande, Aire de Dylan.

Enrique Vila-Matas // Libro: Aire de Dylan

martes, 7 de agosto de 2012

1 CUENTO "Lo habia olvidado"


Nota: este cuento forma parte de mi nuevo libro llamado "Me prendi fuego"... en el cual trato de explicar la importancia de los detalles en  personas con problemas mentales...


“Lo había olvidado”

De pronto, lo había olvidado, vino de golpe a mi mente...
Lo recordé de repente, había salido al patio de mi casa eran probablemente las tres de la mañana o cuatro. Había salido a fumar un cigarro, llevaba mi vaso con soda, encendedor, los cigarros y el insomnio, abrí la puerta, el silencio de la noche llego, las luces de las casas observe. Salí, escuche un murmullo y luego unas risas leves, me percate que los vecinos tenían visitas, un carro negro a fuera de su casa, no observo cuantos eran, solo escuche el murmullo y las risas, quise regresar dentro de mi cueva/guarida, donde podía estar seguro, pero no; tenía ganas de fumar, aun la idea del miedo no llegaba a mi mente, les di la espalda y me senté en la mesa del patio, deje el vaso y los cigarros en la mesa, me acomode en la silla, la moví un poco para quedar de perfil de la casa de los vecinos, para observar de reojo el carro negro y contar cuantas personas eran: nunca supe, solo escuchaba las risas y ahora el murmullo, fue al revés esta vez. Encendí rápidamente un cigarro, nunca había prendido tan rápido un cigarro en mi vida, fume nervioso y no sabía el por qué, de reojo observaba el carro negro, cuando  escuchaba las risas y los murmullos, pensé por un momento en arrojar el cigarro y volver al interior de la casa, pero no, algo me detenía, un nerviosismo que no podía controlar, volví a fumar más nervioso, ahora solo escuchaba las risas: ya sin murmullos, mis pies no dejaban de moverse de arriba-abajo, trate de tomar el vaso y note como mi mano temblaba, brincaba la soda afuera del vaso, la lleve a mi boca y manche mi camisa blanca, luego escuche más risas, deje rápido la bebida en la mesa y no me atreví a mirar hacia el lado del carro negro donde provenían las risas, fume más deprisa, el corazón aceleraba tras cada fumada, luego más risas, cada vez más fuertes, deje de observar hacia la casa de mis vecinos, me concentraba del otro lado de la calle donde no se miraba nada, la oscuridad lo cubría todo, no había luces artificiales que la alumbraran, respiraba un poco mejor, la oscuridad de la calle me tranquilizaba, me parecía una eternidad esos segundos de paz… Arroje la colilla del cigarro al piso, observe su trayecto y al tocar el suelo escuche mas fuertes las risas, los nervios me invadieron el cuerpo, una sensación de hormigueo que subía por mis piernas, trate de pararme apagar el cigarro pero no pude, pues escuche de nuevo las risas, solo risas, simplemente encendí otro cigarro, era lo único que podía hacer, pues pararme ni siquiera lo pensaba,  la sensación de hormigueo había controlado mis piernas, brincaban y brincaban a una gran velocidad, deje el encendedor en la mesa y  tome un trago del vaso, trate de conseguir la calma que me dio el otro lado de  la calle, me concentraba lo mas que podía en clavar la mirada lo más lejos que me dejaba la oscuridad ver, trate de reconocer cada parte de la calle, pero las risas las escuchaba una y otra vez que trataba de concentrarme; mi mano izquierda iba de arriba hacia abajo sobre mi brazo derecho, primero las yemas recorrían el brazo pero escuche de nuevo las risas y ahora los nudillos recorrían mi brazo derecho, con más fuerza; mi mirada en la oscuridad de la calle pero de nuevo escuche las risas y mis uñas se clavaban sobre mi brazo derecho, se hundían en el mientras mis ojos trataban erróneamente de observar algo en la oscuridad de la calle, iban de un lado  para otro, sin poder reconocer nada, mis piernas cada vez mas aceleradas daban brincos quería pararme, estaba a punto de pararme cuando escuche las risas, luego me quemo el cigarrillo los dedos, había olvidado el cigarro en mi mano, y lo solté cuando sentí la quemadura, escuche mas fuerte las risas que venían de lado donde estaba el carro negro que se encontraba estacionado en la casa de mis vecinos, trate lentamente de observar hacia ese lado, estaba a punto de ver la defensa del carro y escucho de nuevo las risas, voltee de golpe cerrando los ojos y las risas eran cada vez más fuertes, me percate que mi mano izquierda había dejado de recorrer el brazo derecho, observe mi brazo y note lo rojo que se encontraba el ante brazo, el bisep y asustado observe como brotaban unas cuantas gotas de mi sangre sobre la curvatura del brazo, sentí que mis ojos se abrieron al observar el color tan brillante de la sangre que salía y de nuevo las risas y más fuertes, mis piernas descontroladas, mi mano izquierda abría y cerraba sin yo ordenarla, me percate de la fina línea que se estaba formando sobre la palma de mi mano izquierda, una línea de sangre que se encontraba debajo de las uñas, una especie de garabato prehistórico, y cada vez que abría y cerraba la mano izquierda las risas al compas de mi mano, y no podía controlarla; sentía mi rostro empapado de sudor, sudor que provenía de los nervios al no entender que me estaba pasando, baje la mirada al suelo entre mis piernas y las risas ahí estaban y mas fuertes; observe como se consumía el cigarro en el suelo, lo observe mientras las gotas de sudor caían alrededor de el, una gota y fallaba, no caía en el cigarro y las risas, y la gota se evaporaba, y otra gota y fallaba y las risas,  así, una y otra vez, y fallaba, y las risas después del fallo, y mis piernas moviéndose de arriba hacia abajo y las risas, todo en contra mía, tras un esfuerzo mayor trate de mover mi pierna y aplastar el cigarrillo, use todas las fuerzas y falle, las risas detonaron, mas y mas risas, cada vez más fuerte,   las piernas descontroladas, cerré los ojos, parpadee una y otra vez, llegaba el sudor a ellos, era espantoso y todas las  gotas que caían lo hacían alrededor del cigarro que aun seguía encendido, y volvían a caer tantas gotas y ninguna le daba al cigarro y la avalancha de risas por cada gota, alce la cara cubrí mis ojos, los talle y las risas volvían más fuertes, recordé la sangre en mis manos, sentía como llenaba mi rostro con mi sangre y las risas, parpadee lo más posible y las risas, sentí de pronto como el sudor transportaba mi sangre sobre mi rostro, y más risas, baje la cabeza, observe  como una gota que se concentraba en la frente, se formaba, podía verla completamente alce las pupilas lo mas que podía para observar la gota que se formaba en mi frente, roja, llena de mi sangre y sudor, el silencio que la continuo, como se formaba la gota en mi frente, hasta que cada vez se hacía mas y mas grande, y un silencio, un silencio que me ahogaba junto con la noche que sentí al instante, no deseaba que callera la gota pero no quería ahogarme con el silencio, no podía respirar mientras la gota crecía y crecía, no parpadeaba, sentía que si lo hacía dejaría caer la gota de sangre y sudor de mi frente, me dolían los ojos  por el esfuerzo que hacia al elevarlos para poder observar la gota, sentía que enrojecían, llenándose  de lagrimas y el ahogo del silencio, y ver como cada vez más se hacía más y más grande la gota,  ahora ondulaba, me aterre, sentí que en cualquier momento iba a caer la gota de sangre y sudor, ya no podía mas tuve que parpadear, no quería hacerlo pero no podía mas, tuve que hacerlo, no podía respirar por el asfixiante silencio de la noche, sentí la ceguera infinita de mi parpadeo: eternamente, la otra oscuridad. Sin ánimos y derrotado trate de observar que ya no estaría la gota de sangre y sudor, aun seguía el silencio, pero ya no me asfixiaba tanto, esforcé la vista y  ¡ahí estaba! ¡!!La gota aun no había caído!!!  Estaba aun sobre mi frente haciéndose cada vez más grande, suspire de alegría y sonreía y una breve paz lleno mi cuerpo pero, cayo, la gota se desprendió de la frente, la paz había arrojado a la gota, sentí como el cuerpo se llenaba del silencio de la noche asfixiante, observe todo el trayecto de la gota en cámara lenta, el tiempo pasaba lentamente y yo observaba, como caía la gota de sangre y sudor en la oscuridad de la noche, en silencio, caía y caía la gota en completo silencio y en forma esférica perfectamente, caía la gota y caía mi mirada aterrada sobre la totalidad de la gota, entonces el tiempo volvió a su normalidad seguía cayendo la gota de sangre y sudor, mis ojos abiertos, mi cuerpo inerte, la gota cayó sobre el cigarro y escuche el sonido de la brasa al extinguirse, sentí una especie de aceleración de tiempo, sentí de golpe como una luz rápidamente a parecía del lado oscuro de la calle, me pare de golpe y escuche estruendosamente las risas que provenían de la casa de los vecinos donde estaba el carro negro, las risas que retumbaban en mis oídos y atravesaban hacia mi mente, rápidamente tome el vaso, el encendedor y los cigarros, aun las risas cada vez más fuertes, las escuchaba fuera y dentro de mi cabeza, camine rápido, abrí la puerta, y las risas aun entraban, cerré, me recargue en la puerta, dentro ya de la casa, y de pronto, lo había olvidado, vino de golpe a mi mente: del miedo que le tenía a la gente…      

 Isaac Contreras

domingo, 5 de agosto de 2012

El amor y la neurosis

"Pero el amor, esa palabra..."
Julio Cortazar
Libro: Rayuela

"Ella le amaba locamente; pero de un modo delirante"
Jack Kerouac
Libro El camino

"Me doy cuenta de lo cerca que estoy de la locura: transpiro y tiemblo por algo que para otros no tendría importancia(...) debes oírme, grito tan fuerte en mi interior ¿no me oyes? (...) si este amor para ti ya es una monserga, deberías saber que no hay que enamorarse de las locas, todas somos así (...) me torturo, me muero, tengo rabia y se que exagero."
Elena Poniatowska
Libro: Leonora


"-¿Debora? Loca. Lo que te digo. Y enferma. Muy artista, también eso es verdad. Pero loca . ?lo quieres escuchar de otra forma? Esquizofrenica. y con obsesiones. Espectacula. Sexy, para tirarsela, pero a la larga un incordio."
Enrique Vila-Matas
Libro: Aire de Dylan


"Comprendeme -dijo- no es el amor; he estado enamorado, pero no es eso. Es mas que un sentimiento: es una fuerza interior que me domina. Me ausente porque llegue a la conclusión de que, una felicidad semejante, no era posible para mi; era algo sobre humano. he luchado conmigo mismo; pero siento que toda mi vida esta en ella. Es necesario que esto se decida."
Leon Tolstoi
Libro Anna Karenina


"-Que me decías?
-Que todavía me gustan las chicas malas. Conservo la superstición enfermiza de creer que conmigo van a cambiar"
Xavier Velasco
Libro: Puedo explicarlo todo



"-Te advertí que te haría mucho mal- me dijo al cabo de unos instantes -Ya ves como tenia razón-"
Ernesto Sabato
Libro: El tunel


"Sola la insaciable y loca necesidad del momento  tenia algo de relación con sus vidas, y era esa necesidad la que daba las ordenes"
Hubert Selby Jr.
Libro; Requiem por un sueño